¡DIOS TE BUSCA! ¡DEJATE ENCONTRAR!


ORACIÓN GRABADA
TEMA:¡DIOS TE BUSCA! ¡DÉJATE ENCONTRAR!
PADRE DARIO BENCOSME




¡Qué dulce es el camino del amor! ¡Cómo deseo guiarme con el más absoluto abandono a cumplir la voluntad de Dios!
Santa Teresita del Niño Jesús

“Enséñanos buen Señor, a servirte como mereces, a dar sin contar el costo, a luchar sin contar las heridas y a no buscar descanso, a laborar sin pedir recompensa excepto saber que hacemos tu voluntad.”
San Ignacio de Loyola

Abre tu corazón al celeste médico de las almas y abandónate con confianza en sus brazos. Él te trata como a un elegido y te invita a seguirlo de cerca por la cuesta del Calvario.
San Pío de Pieltrecina




UNA NUEVA VIDA PARA TI



Vivir es un aventura apasionante, cuando llevas el amor de Dios en el corazón y sientes amor por todos los hombres, que son tus hermanos. Por eso, mira bien atento dónde hay un hombre o una obra humana que necesita un poco de tu tiempo, un poco de tu amistad, un poco de tu trabajo.

Quizás sea un hombre solo o un amargado, un enfermo o un hombre torpe para el cual tú puedes representar algo. Quizás se trate de un anciano o de un niño. 0 una obra buena que necesita algún voluntario dispuesto a brindar una tarde libre.

En el mundo hay mucha falta de amor. Hay niños que lloran porque su madre les ha pegado sin razón. Hay abuelitos, “demasiado viejos”, a quienes sus nietos olvidan casi siempre de abrazar y los hijos los recluyen en el último rincón. Hay esposas, a quienes su marido ya no les dirige ni siquiera una mirada de amor. Hay hombres que mueren solos, porque no hay quien se preocupe de ellos. Y, sin embargo, necesitan un poco de cariño, de amor y comprensión. Cada uno de ellos tiene derecho a un pedazo de vida y del corazón de los demás y se lo han negado. Cada uno de ellos tenía necesidad de algo que los otros han querido reservarse para sí mismos o que han malgastado sin saber en qué emplearlo.

Por eso, no dejes escapar ninguna de las oportunidades que se presenten en las que puedas actuar como hermano y servir a los demás. Las personas deben importarte más que tus propias cosas. Sé alguien para los demás. Hazles sentir tu amor por ellos. Dales tu cariño sin esperar recompensas. Piensa siempre en hacer felices a los demás. No olvides que, solamente al precio de darte desinteresadamente, podrás realizarte como persona y encontrarás la alegría de Dios dentro de tu corazón.

Cada día debes comenzar una nueva vida. Pero no te debes dejar atrapar por las cosas de la tierra. Si quieres ser más como persona, debes librarte de todo el exceso, ir ligero de equipaje por la vida. Intenta ver más allá de ti mismo. Y, sobre todo, prueba de amar desinteresadamente a los demás en vez de amarte a ti solo. No te preocupes tanto de tener y tener cosas y más cosas.

 “Es mejor necesitar poco que, tener mucho” (S. Agustín).

Descubre las cosas sencillas de la vida: el encanto de la amistad, las flores para un enfermo, un apretón de manos, una sonrisa, el silencio de una Iglesia, el canto de un pajarito, un riachuelo, una montaña... La vida se vuelve una fiesta, cuando se saben disfrutar estas cosas normales de cada día. Así serás libre con la libertad de los hijos de Dios.

Sé libre con la verdadera libertad, porque en nombre de la libertad se cometen muchos crímenes. En nombre de la libertad muchos hombres y mujeres desprecian la fidelidad conyugal, ciertos jóvenes abandonan a sus padres, se mata en nombre de la libertad y uno se destruye a sí mismo en vicios y placeres. Reflexiona sobre tu conducta. No esperes demasiado de los demás sin dar nada a cambio. No pidas amor sin antes darlo tú totalmente.

Acepta cada día como un regalo de Dios, levántate como si fuera una fiesta. No te levantes demasiado tarde, mírate al espejo y sonríe a Dios con tu primera sonrisa. Así el sol saldrá todos los días en tu corazón para los demás. Dile a cada uno con quien te encuentres con palabras o sin palabras: te amo. Díselo con una sonrisa, con un gesto de reconciliación, con un apretón de manos, con una palabra de estima, con una mano apoyada en su espalda, con un abrazo, un beso. Díselo con los pequeños favores y detalles de cada día y construirás un mundo nuevo digno de vivir.

Y ahora dite a ti mismo:

“Hoy comienzo una nueva vida. Caminaré erguido entre los hombres y no me reconocerán, porque soy un hombre nuevo con una vida nueva. Hoy nazco de nuevo y me levanto con ilusión y esperanza ante las inmensas posibilidades que me ofrece este nuevo día. Hoy le sonrío a la vida y le sonrío a Dios que está conmigo. Hoy me levanto cantando, hoy es el mejor día de mi vida. Hoy saludo este día con amor en mi corazón.

Amaré todas las cosas a mi alrededor: amaré al sol que me calienta, pero también amaré la lluvia que hace crecer las plantas. Amaré la luz, porque me señala el camino, pero también amaré la oscuridad, porque me señala las estrellas. Amaré a mis amigos, pero también amaré a mis enemigos para que se conviertan en amigos. Amaré a todos los hombres, porque todos ellos tienen cualidades dignas de ser admiradas, aunque quizás estén ocultas. Derribaré la muralla de la sospecha y del odio y, en su lugar, tenderé puentes para llegar a sus almas. De todos modos, ellos también son hijos del mismo Dios. Si los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda se unen con su música armoniosa para alabar a su Creador, ¿por qué los hombres no podemos hacerlo? Por eso, ante la conducta de los demás reaccionaré siempre con amor. Les diré a todos, aunque sea en silencio, que los amo y estas palabras, aun dichas en silencio, se reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente y harán que una sonrisa se asome a mis labios.

En este mismo instante, extraigo todo el odio de mis venas, porque ya no tengo tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para amar. Por ello, saludo este nuevo día con un gran amor en mi corazón. Y me pongo manos a la obra en este mismo momento con una canción que es oración. Doy gracias a Dios, porque soy el milagro más grande de la naturaleza. Desde el comienzo del mundo, nunca ha existido otro con mi mente, mi corazón, mis ojos, mis oídos, mis manos, mis cabellos, mi boca. Nadie ha podido ni puede ni podrá caminar y andar y moverse y pensar exactamente como yo. Todos los hombres son hermanos míos y, sin embargo, soy diferente de cada uno de ellos. Soy una persona única. Dios tiene para mí un plan único y maravilloso que nadie más que yo puede realizar.


Sí, hermano, Dios te ama y te sonríe desde tu corazón. Sonríe tú también y vive con responsabilidad y valentía cada momento del día. ¡Vale tanto tu vida! No la desperdicies en vicios y placeres, dale un sentido eterno. Hazlo todo por Dios con mucho amor, como si fueran flores que le ofreces a tu Dios.

Vive cada Día como si fuera el último de tu vida. ¡Es tan frágil nuestra vida! ¡Puede romperse en cualquier momento! Y si murieras en este día, ¿estarías satisfecho de tu vida? Procura aprovechar bien el tiempo, rectifica el rumbo y comienza cada día una nueva vida.

Piensa en Cristo, tu Dios y Salvador, El te ama y me ha dicho que te lo diga. El te mira desde la cruz, en la que ha dado tu vida por ti. ¡Cuánto vales para Dios! Eres la persona más importante del mundo para El. Tiene todo su tiempo exclusivamente para ti. Por eso, no te avergüences de pedirle ayuda constantemente en oración. Vive en unión permanente con Jesús. El es tu amigo que nunca te va a fallar.

Y ama a Maria, que es tu madre, y ofrécele el rosario cada día. Y ama a Jesús, vivo y presente en la Eucaristía. Dale un valor inmenso a tu vida, uniéndote a Jesús en cada misa, ofreciendo con El tu vida por la salvación del mundo. Así tu vida abarcará, con Cristo, el Universo. Y serás feliz en unión con María y con todos tus hermanos por toda la eternidad.

ANGEL PEÑA O.A.R.





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